Fluir: una psicología de la felicidad (III)


Las aficiones que exigen habilidad, los hábitos que imponen metas y límites, los intereses personales, y especialmente la disciplina interior, ayudan a que el ocio sea lo que se supone es: una oportunidad para recreación.... la experiencia de flujo que resulta del uso de nuestras habilidades conduce al crecimiento; la diversión pasiva no conduce a ninguna parte...

… la gente no es importante únicamente porque puede ayudarnos a convertir nuestras metas en realidad; cuando la tratamos por su valor intrínseco, la gente es la fuente de felicidad que más nos llena.

Una persona que rara vez se aburre, que no necesita constantemente de un ambiente externo favorable para disfrutar del momento, ha superado la prueba de haber logrado una vida creativa.

Los adolescentes que no pueden soportar la soledad se descalifican a sí mismos para poder luego efectuar tareas adultas que requieran de una preparación mental seria...
Los adolescentes que nunca aprenden a controlar su conciencia crecen hasta ser adultos sin una “disciplina”... Si una persona no sabe cómo controlar su atención en la soledad, se dirigirá inevitablemente hacia las fáciles soluciones externas: las drogas, la diversión, el placer, que siempre embotan o distraen a la mente.

… ¿qué desafíos significativos pueden encontrarse para la gente joven? La situación es mucho más fácil cuando los padres están implicados en actividades complejas y comprensibles en el hogar. Si los padres disfrutan tocando música, cocinando, leyendo, dedicándose a la jardinería o a la carpintería o reparando motores en el garaje, entonces es más probable que sus niños encuentren actividades desafiantes similares e inviertan la atención suficiente en ellos para empezar a disfrutar haciendo algo que les ayude a crecer. Si los padres simplemente hablasen más sobre sus ideales y sueños -aun cuando éstos hubiesen sido frustrados- los hijos podrían desarrollar la ambición necesaria para romper la complacencia de sus personalidades actuales. Si no hay nada más, comentar el propio trabajo o los pensamientos y sucesos del día, y tratar a los niños como jóvenes adultos, como amigos, les ayuda a convertirse en adultos sensatos.
Pero si el padre ocupa todo su tiempo libre en el hogar vegetando frente al televisor con un vaso de alcohol en su mano, los niños naturalmente asumirán que los adultos son gente aburrida que no sabe cómo divertirse y volverán con el grupo de su edad para encontrar el disfrute.

… el valor de una escuela no depende de su prestigio o de su capacidad para enseñar a los estudiantes a enfrentarse con las necesidades de la vida, sino en qué grado es capaz de transmitir el disfrute de aprender durante toda la vida.

La experiencia subjetiva no es simplemente una de las dimensiones de la vida, es la vida en sí misma. Las condiciones materiales son secundarias: sólo nos afectan indirectamente, por la vía de la experiencia. Por otro lado, el flujo, e incluso el placer, benefician directamente la calidad de vida. La salud, el dinero y las demás ventajas materiales pueden o no mejorar la vida. A menos que una persona haya aprendido a controlar la energía psíquica, las oportunidades que ofrecen tales ventajas serán inútiles.

En una situación amenazadora es natural movilizar la energía psíquica, dirigirla al interior y usarla como una defensa contra la amenaza. Pero esta reacción innata provoca frecuentemente interferencias con la capacidad para manejar el asunto. Agrava la turbación interior, reduce la flexibilidad de respuesta y, quizás lo peor de todo, aísla a la persona del resto del mundo, dejándola sola con sus frustraciones. Por otra parte, si uno sigue en contacto con lo que está sucediendo, probablemente surjan nuevas posibilidades que a la vez podrán sugerir nuevas respuestas, y es menos probable que uno se desconecte totalmente del curso de la vida.

Casi todas las situaciones que encontramos en la vida nos presentan posibilidades para el crecimiento... incluso desastres terribles como la ceguera y la paraplejia pueden convertirse en condiciones para el disfrute y una mayor complejidad. Hasta la cercanía de la muerte puede servir para crear armonía en la conciencia, en lugar de desesperación.

Para la mayoría de las personas, las metas vienen determinadas directamente por las necesidades biológicas y las convenciones sociales, por lo tanto, su origen está fuera de la personalidad. Para una personalidad autotélica, las metas primarias surgen de la experiencia evaluada en la conciencia y, por consiguiente, de la propia personalidad.

“Quien desea pero no actúa -escribió Blake con su vigor acostumbrado- cría pestilencia”.

“La peor soledad -escribió Sir Francis Bacon-, es carecer de amistades sinceras”. Si las comparamos con las relaciones familiares, las amistades son más fáciles de disfrutar. Podemos escoger nuestros amigos, y solemos hacerlo, sobre la base de intereses comunes y metas complementarias. No necesitamos comportarnos de una forma distinta a como somos para estar con los amigos; ellos refuerzan nuestro sentimiento de personalidad en vez de tratar de transformarlo... la gente se siente mejor y puntúa positivamente la experiencia cuando está con amigos... Porque una amistad normalmente implica metas comunes y actividades comunes, y esto es “naturalmente” agradable. Pero como en cualquier otra actividad, la relación puede tomar una gran variedad de formas, que van desde las destructivas a las altamente complejas. Cuando una amistad es primordialmente una manera de validar nuestro inseguro sentimiento de la propia personalidad, esto nos proporcionará placer, pero no será agradable, no fomentará el crecimiento. Por ejemplo, la institución de los “amigotes borrachos”... Este tipo de interacción mantiene a raya la desorganización que la soledad trae a la mente pasiva, pero sin estimular el crecimiento...Todos se divierten ocasionalmente pasando un día charlando, pero mucha gente es sumamente dependiente de una dosis fija y diaria de contactos superficiales. Y esto es especialmente cierto para los individuos que no pueden tolerar la soledad y que tienen poco apoyo emocional en el hogar.

Mihaly Csikszentmihalyi
Fluir: una psicología de la felicidad (1990).


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