El Impulso Orgásmico Ascendente


Para cultivar el Impulso Orgásmico Ascendente, comience practicando a solas y sin estar sexualmente excitada, de la siguiente manera: siéntese en el borde de una silla o taburete y practique unos minutos de respiración de Fuelle. A continuación, inhale lenta y profundamente, retenga el aliento y «bloquee» todo el cuerpo apretando pies y puños, contrayendo el ano, el perineo y la vagina, y aplicando también los cerrojos abdominal y de cuello. Apriete la lengua contra el paladar, eche el sacro hacia adelante para enderezar la curvatura de la parte baja de la columna y haga rodar los ojos hacia lo alto de la cabeza. Luego exhale lentamente por la nariz mientras afloja suavemente todos los cerrojos y relaja todos los músculos, y visualice la energía que asciende por la columna. Tras practicar este ejercicio durante unas cuantas semanas, ensáyelo en un estado de excitación sexual provocada por usted misma, aplicando los cerrojos y la retención cuando se halle como un 95 por ciento al borde del orgasmo. 
Cuando comience a notar que se acumula calor en la vagina y el perineo y que la energía le produce un hormigueo en la columna durante la realización de este ejercicio, ya estará preparada para practicarlo mientras haga el amor con un hombre. Durante el acto sexual, lo más importante a tener en cuenta es que hay que empezar a aplicar el Impulso Orgásmico Ascendente antes de que comiencen las contracciones orgásmicas de la vagina, pero después de que la energía del orgasmo haya despertado en el interior. justo antes del orgasmo, cierre las puertas, tense los músculos, inhale profundamente y retenga el aliento. A continuación, recoja la pelvis hacia adelante para enderezar la columna y efectúe entre seis y nueve contracciones a fondo del músculo pubococcígeo. Cuando, tras una prolongada práctica, logre hacerlo correctamente, este ejercicio hará que las contracciones orgásmicas inviertan el flujo de la energía sexual durante el orgasmo enviándola hacia arriba por los canales de la columna en lugar de hacia afuera por la vagina, lo cual llenará todo su cuerpo con las gozosas sensaciones del orgasmo.

Daniel Reid
El Tao de la salud, del sexo y la larga vida (1990).


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