Ejercicio de respiración básico


Quienes no han practicado nunca la respiración abdominal profunda deberían antes que nada familiarizarse con el diafragma por medio del siguiente ejercicio. Tiéndase de espaldas sobre una alfombra, un césped o cualquier otra superficie plana y firme, pero no en un colchón. Relaje completamente el cuerpo, con las piernas estiradas y ligeramente separadas, los brazos a los lados y el cuello cómodamente estirado. Apoye una palma sobre el abdomen, justo por debajo del ombligo, y coloque la otra sobre la caja torácica. Acto seguido, vacíe del todo los pulmones y comience a inhalar lentamente por la nariz, dirigiendo el aire hacia el fondo de los pulmones. A menos que tenga el diafragma y la pared abdominal completamente paralizados, notará que la parte inferior del abdomen se le va hinchando a medida que inhala. Cuando el abdomen deje de dilatarse, siga inspirando y fíjese cómo se abre la caja torácica según va entrando el aire en la parte media de los pulmones. Retenga el aliento unos pocos segundos y comience a exhalar por la nariz de forma lenta, larga y controlada. Esta vez notará que la caja torácica es lo primero que se cierra, seguida por la contracción del abdomen inferior. Ésta es la sensación correcta de la respiración abdominal profunda. A continuación, coloque una piedra lisa y redonda o un listín telefónico sobre el bajo abdomen y repita el ejercicio con los brazos estirados a ambos lados del cuerpo, haciendo subir y bajar el peso mediante las extensiones y contracciones de la pared abdominal. 

Daniel Reid
El Tao de la salud, del sexo y la larga vida (1990)


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