Fluir: una psicología de la felicidad (II)


Desde nuestro punto de vista, es importante que nos demos cuenta de que los desórdenes de la atención no solamente interfieren en el aprendizaje, sino que descartan también la posibilidad de experimentar flujo. Cuando una persona no puede controlar la energía psíquica, ciertamente no es posible que aprenda ni disfrute.

Así como algunas personas nacen con una mejor coordinación muscular, es posible que existan individuos con una ventaja genética en el control de la conciencia. Tales individuos podrían estar menos predispuestos a sufrir los desórdenes de la atención y podrían experimentar el flujo.

El contexto familiar que promueve experiencias óptimas tiene cinco características. La primera es la claridad: los adolescentes sienten que saben lo que sus padres esperan de ellos, es decir, las metas y la retroalimentación en la interacción familiar no son ambiguas. La segunda es el centramiento, o la percepción de que sus padres están interesados en lo que hacen en el presente, en sus sentimientos y experiencias concretas, en lugar de preocuparse de si conseguirán ir a una buena universidad u obtener un trabajo bien retribuido. La siguiente característica es la elección: los niños sienten que tienen una variedad de posibilidades para escoger, incluyendo quebrar las reglas paternales (mientras estén dispuestos a enfrentarse a las consecuencias). La cuarta característica diferenciadora es el compromiso, o la confianza que permite al niño sentirse lo suficientemente cómodo como para bajar el escudo de sus defensas e implicarse en cualquier cosa en la que esté interesado sin ser consciente de sí mismo. Y finalmente el desafío, o la dedicación de los padres a ofrecer a sus hijos oportunidades cada vez más complejas para la acción.

Esencialmente, los supervivientes de cualquier encierro en solitario, desde diplomáticos capturados por terroristas a señoras de edad encarceladas por los comunistas chinos, utilizan el mismo ingenio en encontrar las oportunidades mentales para la acción y para ponerse metas...Albert Speer, el arquitecto favorito de Hitler, se mantuvo durante meses en la prisión de Spandau imaginando el viaje a pie desde Berlín a Jerusalén, y su imaginación le ofreció todos los sucesos y todo lo que veía a lo largo del camino...

… la característica más importante de los supervivientes es un “individualismo no consciente de sí mismo”, o un propósito fuertemente dirigido que no busca la propia personalidad. La gente que tiene esta cualidad da lo mejor de sí misma en todas las circunstancias, aunque primariamente no les preocupa conseguir sus propios intereses, porque se motivan intrínsecamente en sus acciones y así no se sienten perturbados fácilmente por las amenazas externas. Con la suficiente energía psíquica libre para observar y analizar objetivamente a su alrededor, tienen mejores oportunidades de descubrir nuevos desafíos para la acción. Si tuviéramos que considerar un único elemento clave de la personalidad autotélica, éste podría serlo. Los individuos narcisistas, que están principalmente ocupados protegiendo su personalidad, se desintegran cuando las condiciones externas se vuelven amenazadoras. El pánico les impide hacer lo que deben hacer, así que dirigen su atención hacia el interior esforzándose en restaurar el orden en la conciencia y no les queda suficiente energía para negociar con la realidad externa.

Bertrand Russell, uno de los más grandes filósofos... describe cómo logró la felicidad personal: “gradualmente aprendí a ser indiferente a mi yo y mis deficiencias; centré mi atención cada vez más sobre los objetos externos: el estado del mundo, las diversas ramas del conocimiento, los individuos hacia quienes sentían afecto”.

Hay quien cronometra sus travesías exactamente para cuando el semáforo cambie a verde. Por supuesto estas oportunidades para el disfrute deben cultivarse; no les suceden automáticamente a quienes no controlan su itinerario. A menos que uno se ponga metas y desarrolle sus habilidades, caminar es simplemente una necesidad sin más.
Caminar es la actividad física más trivial imaginable, aunque puede ser algo profundamente agradable si una persona se pone metas y toma control del proceso.

… los que sacan el máximo de la potencialidad para el disfrute que se halla inherente en la música, tienen estrategias para obtener la experiencia de flujo. Comienzan por tener unas horas específicas para oír música. Cuando llega el momento facilitan la concentración bajando las luces, sentándose en su silla favorita o siguiendo algún otro ritual que enfoque su atención. Planifican cuidadosamente la selección de música que escucharán y se formulan metas específicas para la audición que empieza.

Sin una educación musical seria, los niños se convierten en adolescentes que, a causa de esta privación temprana, deberán invertir cantidades enormes de energía psíquica en hallar música propia. Formarán grupos de rock, comprarán cintas y discos, y generalmente se convertirían en prisioneros de una subcultura que no ofrece muchas oportunidades para hacer que su conciencia sea más compleja.

Como sir Francis Bacon escribió, hace casi cuatrocientos años, preguntar -que es la semilla de conocer -es el reflejo de la forma más pura de placer. Así como hay actividades de flujo que corresponden a cada potencialidad física del cuerpo, cada operación mental es capaz de ofrecernos su forma particular de disfrute.

Chuang Tzu creyó que el yu era la manera apropiada para vivir, es decir, sin preocuparse por las gratificaciones externas, espontáneamente, con un compromiso total; en suma, como una experiencia autotélica.

Mihaly Csikszentmihalyi
Fluir: una psocilogía de la felicidad (1990)


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